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UNO SE MUEVE MIENTRAS ES MOVILIZADO
21 de Marzo hasta el 26 de Abril 2019

Las obras de “Mono Lira” se mueven entre lo medial y lo pictórico. Severas estructuras ortogonales se cruzan con figuraciones arquitectónicas, pictóricas y contextuales. Estas geometrías representan aspectos opresivos y cambiantes de lo urbano y lo social. Se sabe, desde la primera modernidad pictórica y arquitectónica (Delaunay, Malevich, Le Corbusier y Mondrian), que la estética modernista ha debido normarse entre lo recortado de ciertas geometrías y sus posibilidades de destrucción por medio de flujos que hacen que el cuerpo reviente aquello que lo oprime. Gran parte del arte moderno ha sido una tensión entre los espacios regulados (por la ley, la academia o la moral) y una serie de cuerpos compuestos por flujos, deseos, pero también por una insana manera de comportarse a nivel urbano y social (grafiteros invasivos, perros vagabundos convertidos en jaurías, carreteros nocturnos que compran copetes baratos en picadas atendidas por sus propios dueños, gente famélica en “situación de calle”, vagabundos que deben dormir apilados a la intemperie).

Las obras de “Mono Lira” no representan necesariamente una mirada energética de los límites que controlan los espacios públicos y privados. Su obra pictórica y medial es manieristamente fría; aquí prima la economía de medios, las preocupaciones formales, las relaciones entre el sujeto individual y colectivo, también sus posibles conexiones con sistemas que regulan el paso de la vida cotidiana y social. Aquí uno se mueve mientras es regulado y se regula cuando se mueve. Es el paso que conecta lo pictórico con lo medial. Algo que ha definido nuestra percepción estética de lo real (un collage que reúne diversas tecnologías de apropiación de la vida).

Una cosa es segura: las críticas a los espacios regulados de manera panóptica, ya no pueden ofrecer ahora una clase de pensamiento oblicuo, desviado o marginal. Los sistemas geométricos opresivos están en todas partes. Al respecto, me parece coincidente con el personaje de la película Mejor imposible, encarnado por Jack Nicholson: un personaje energúmeno, malhumorado, misógino y misántropo, que escribía dulces novelas de amor, que cuenta todo el día las baldosas que señalan sus caminatas diarias, que limpia compulsivamente el servicio en restoranes de mediana monta, y que a la larga termina enamorado de una mesera que lo obliga a desarmar sus pautas conductuales elaboradas bajo geometrías rígidas.

Algunos cuerpos obsesivos necesitan de la eficacia de cálculos precisos. Se mueven (entre los espacios urbanos y sociales) de manera compulsivamente ordenadas. La obra del Mono Lira no puede ser comparable al misógino encarnado por Jack Nicholson. En este caso, las neuróticas baldosas han sido reemplazadas por desplazamientos a través de la ciudad, bajo un ritmo cacofónico hecho a base de tránsitos clandestinos e ilegales en transportes públicos, caminatas de cien cuadras desde el poniente al oriente, hojeadas a arquitecturas añosas que han sido refugio de talleres de arte en espacios públicos, la mayoría en vías de reparación o desaparición. Todo esto confluye en esta obra: pinturas abstractas, fragmentos mediales, arquitecturas echas girones, otras emergentemente transmodernistas, registros personales y una obsesiva forma de entender que uno se mueve mientras es movilizado. Todo esto registrado o representado por el video o la pintura. Todo simple: como un cuerpo que se mueve sin ser movilizado.

Guillermo Machuca 


UNO SE MUEVE MIENTRAS ES MOVILIZADO / Mono Lira