TRAMA es una serie de collages fotográficos a modo de caleidoscopios que reconstruyen fragmentos arquitectónicos y completos panoramas urbanos en una búsqueda por entablar un  nuevo lenguaje con la ciudad, a través del equilibrio, balance y tensión, creando montajes de escenas urbanas oníricas en un continuo desafío a la perspectiva.

Los juegos simétricos, la ingravidez aparente y surrealista de espacios geométricos, estructuras simples, minimalistas y aéreas  que parecen levitar en espacios ingrávidos, superficies inhabitadas, desprovistas, solitarias que renuevan la imagen de la ciudad y construyen una idea atemporal de la urbe.

Nada hay al interior de las ciudades y al mismo tiempo todo, la idea del redescubrimiento siempre me fue interesante y con la mirada inquisidora y crítica del arquitecto-artista la ciudad era un laberinto de posibilidades a plasmar, sin embargo con el pasar del tiempo la ciudad en que vivía se transformo, se muto y mutilo tantas veces, que aparecieron otras ciudades dentro de la misma y apareció la ciudad de atrás, la ciudad de arriba, la ciudad de al lado, la ciudad pequeña y compacta y la expansiva y demoledora, la antigua, la de la memoria y la nueva ciudad y cada una me mostraba realidades distintas y diversas de habitar.

Por ejemplo la “ciudad de atrás”, me encanta porque me asombra; cuando partes de la ciudad caen por obra del hombre o la naturaleza. La ciudad se desnuda y muestra su anverso, su opuesto, el espejo se invierte y no hay maquillaje en este lado, todo queda al descubierto, lo intimo, las arrugas de la ciudad se declaran abiertamente, los patios llenos de cachureos, las bodegas, las huertas, los gallineros, las simples y antiguas construcciones se hacen parte de la fisonomía de las calles, cambian las formas, cambian las siluetas, el contorno al que estábamos acostumbrados se desvanece y aparece uno nuevo, incluso los vecinos se miran desde ventanas que ahora son otras y se saludan.

Lamentablemente toda esta belleza involucra un estado de crisis, pero de la crisis surge la renovación, el cambio siempre asusta, como el pensar que intimida, pero crea. Además estos cambios rotundos increíblemente desaparecen, la memoria es frágil, pocos hacen el ejercicio de recordar lo que había antes del banco, el supermercado y la farmacia, lo que se deconstruye rápidamente se construye, la ciudad de atrás es una ciudad breve. 

La ciudad no es una son muchas interactuando al mismo tiempo, incluso cuesta abarcarla mentalmente, si no es por fragmentos, es como si cada uno de nosotros fuera una ciudad o una parte de alguna de todas.