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gen 06 - colectiva alumnos
07 de Octubre hasta el 31 de Octubre 2008
“El arte contemporáneo es, un aprendizaje o una farsa” - Elliot Gould
 
Hasta hoy hemos sido “fantasmas de día” como aquel libro de  infancia que lleva cuyo nombre, niños que deambulan y que creen no ser vistos,  reflejo que ahora pretende  surgir de la invisibilidad pero con un matiz distinto, hoy es  evidencia  de aquella elección de todos los que nos exponemos aquí, de todos los  que un día decidieron  estudiar “arte” por  inquietudes personales más que por cuestionarse que es el arte hoy, inquietos pasmados por etapas nuevas en un mundo viejo que se nos abría y de un futuro que hoy puede comenzar a forjarse.

Pero debo hablar del proceso dirían nuestros profesores, tutores  que hasta ahora nos han guiado el despegue, que ya nos dejan saltar del nido como  pichones inexpertos que algún día tendrán que volar con alas propias, como otro libro  de adolescencias,  “Juan Salvador”, gaviota que quiso volar más allá del acantilado, que necesitaba más que alimento para su cuerpo sino también para su ser, en busca, siempre de lograr más, de volar más alto, y sin importarle que se rompieran sus alas ni menos  que lo trataran de loco. Conseguir lo que deseamos, de entregar lo que sentimos, de cuestionar, de siempre tener  inquietud, el proceso es el registro del los lanzamientos desde el acantilado y el estado en que se sobrevive son los resultados que deben convertirse en vicio para seguir  lanzándose.

Es también hora de por si solos tratar de construir nuestras alas como Leonardo Da Vinci aquel hombre universal que  hace  preguntarse y decidir por lo que yo quería construir  de mi vida, por lo que muchos quieren construir de  sus vidas, y la cuestión ahora no es solo aquel egocentrismo del niño que llora,  ahora también debemos  entender nuestro papel como sujetos, el arte debe cuestionarse más allá de lo que se ve a primera vista, más de lo que se ve en  primer boceto,  brusco por el gesto en bruto, pero que debemos seguir construyendo hasta lograr el sello  de lo individual inserto en lo colectivo.

Javiera Jiménez
Alumna generación 2006
Licenciatura en Artes Visuales UCT

 



¿Que nos quedará cuando las manos se distancien y las palabras se olviden? ¿Cómo evitar que los rostros se ennegrezcan y que las añoranzas se consuman? Querámoslo o no, muy poco queda para saber las respuestas.

Desde la primera vez que nos encontramos hasta el día de hoy, el tiempo no ha sido suficiente y menos han sido las experiencias, para poder concretar todas las pequeñas elecciones, esos “curiosos” detalles que demuestran comunidad e intimidad en la convivencia con los seres queridos. Aún así  la ayuda nunca ha faltado. La colaboración entre nosotros y la voluntad  de trabajo siempre surgió para los que quisieron encontrarla. De la monótona y agotadora rutina de trabajo surge una sensación  de reconocimiento, hacia nuestros pares y hacia nuestra disciplina, es una extraña  emoción entre el agobio del quehacer y la contemplación de nosotros mismos como compañeros, un momento que crea carácter.

¿Qué sucederá entonces?, los que supieron cuando detenerse para compartir las alegrías  y los fracasos saben que cuentan con algo, saben que no importó tanto sentir seguridad con las calificaciones o trabajar sólo por el empeño de lograrlo. Los que demostraron valor, necedad y por supuesto creatividad, cuando el desvelo  y el cansancio hacían imposible poder desenvolverse, ellos han logrado que la experiencia surja y prevalezca el aprendizaje.

Si todo se presentara fácil y ameno, rápidamente se olvidarían los detalles y las emociones. Más allá de lo satisfactorio está la reflexión  de todas las  penas, amarguras  y dudas, que resultan tener  mas valor si se aceptan y entienden, porque estos hechos son las pruebas de que en algún momento realmente vivimos y es la única manera para atesorar y guardar los recuerdos que sirvan para nuestra continua contemplación.

Todos aquellos que creen haber fracasado, que creen haber perdido el tiempo, deben saber que los detalles y las mínimas banalidades les pertenecen, no se puede negar el camino que se ha escogido, es la garantía y la demostración de las verdaderas circunstancias que transforman el proceso para las obras de arte: ninguna culmina sin tropiezos o errores. De las correcciones  surge el avance, el que se fundamenta paulatinamente por la imaginación y el acierto. Para nosotros el arrepentimiento no es necesario.
 

Jaime Ojeda
Alumno generación 2006
Licenciatura en Artes Visuales UCT

gen 06 - colectiva alumnos / Alain Leal